Los meses pasaban tranquilos en Brisbane y mi vida empezó a
entrar en una rutina que no me agradaba mucho. Mi vida consistía en levantarme
a las cuatro y media de la madrugada para ir a trabajar, volver sobre las nueve
y media a casa, desayunar, ducharme e irme a la cama un rato, pues no dormía
mucho por las noches teniendo que empezar la jornada tan temprano.
Me levantaba sobre la
una del mediodía, hacía las tareas de casa, la compra y bajaba a la city
(centro de la ciudad) cuando tenía que hacer alguna gestión. Luego llegaba a
casa preparaba mi almuerzo, comía y me iba al colegio. Cuando volvía a las
nueve de la noche a casa, cenaba algo, pasaba un tiempo conversando con mis
"housemates" (compañeros de casa) y me iba a mi habitación para contar
a mi gente de Cádiz cómo me iban yendo las cosas por las antípodas… y así era
prácticamente cada día.
No había viajado 17.000 kms para vivir en una monotonía, eso
ya lo tenía en España. Por suerte, los fines de semana siempre solian tener
algo de diversión. Algunos viernes después de clases, soliamos reunirnos los
compañeros en el "beach house", lugar de encuentro de estudiantes
para tomar unas cervezas, conversar y escuchar música en directo. Me acabó
gustando mucho ese sitio. De vez en cuando tambíen iba a las ya famosas fiestas
que Luis el sevillano solía hacer en su casa.
Los sábados eran los días que más solía disfrutar. Pasaba la tarde y la noche, después de trabajar, en el "Spanish center" un club para españoles y latinos
emigrantes en Australia, donde se solían celebrar bailes y fiestas
conmemorativas de los diferentes paises, sobretodo de España, como la fería de
Abril, San Fermín, etc…
Tambíen organizaban torneos de fútbol en los campos
anexos al club, y nuestro equipo lo representaba. El "Spanish team",
pero con jugadores de varias nacionalidades. Me encantaba jugar, era algo que ya solía hacer en varios equipos de la zona del campo de gibraltar antes de cruzar Europa y Asia... y eso me traía buenos recuerdos, además de los beneficios que siempre trae practicar un deporte colectivo.
Aunque lo mejor del partido
siempre venía después, cuando nos reuníamos en torno a una mesa con una cerveza
en la mano y comentábamos nuestras vivencias. A veces se nos unía al grupo
algún español veterano y nos contaban como habían vivido los últimos 35 o 40
años en Australia consiguiendo la nacionalidad australiana con todos los
beneficios que ello conllevaba, incluso conocí a un hombre que había vivido y
formado una familia en Algeciras, el lugar donde nací. Yo los escuchaba con
atención, sobretodo en la parte que decían que antiguamente era mucho más fácil
conseguir la nacionalidad australiana que ahora, parecía ser que cualquier
tiempo pasado fue mejor, en cualquier sitio… y eso me hacía hervir la sangre.
Alli conocí a bastantes personas estupendas con las que me
fue muy fácil entablar amistad y sentirme cómodo en su compañía. Buenísimos
amigos como Mario, Raúl "galleguiño", Omar, Pablo, Dani, David,
Josué, Jordi, Alberto o Edu. Algunos de los cuales tuvieron bastante
importancia durante las siguientes etapas de mi vida en Australia.