Pasaron unos días y me serené dejando la rabia por lo
sucedido a un lado, enfrié mi mente y sólo pensé en hacer la mayor cantidad de
dinero posible antes del feliz día de por fin abandonar ese país.
Gracias a mi amigo José,
un compañero de piso que volvía a Brasil, conseguí un trabajo por las
tardes limpiando consultas y clínicas de médicos, que muy amablemente él me
cedió antes de irse. Los jefes eran dos portugueses, padre e hijo, muy
divertidos y agradables. Tony (Padre) y Carlos (hijo) que hablaban en una
mezcla de portugues-inglés incomprensible, era gracioso verlos discutir así. No
ganaba mucho pero el tiempo trabajado se me hacía ameno.
Poco después, mi amigo Luis también dejaba Australia para
embarcarse en la aventura de viajar por el sureste asiatico. Una aventura que a
mucha gente le gustaba hacer antes de volver a sus paises de procedencia,
debido a la proximidad con Australia y porque siempre "te coge de
camino". Por supuesto, a mí también me llamó la atención.
Antes de abandonar la ciudad de Brisbane, Luis me dio el número
de su jefe para que lo llamara y ocupara el puesto que él dejaba libre como
jardinero. Lo llamé y aceptó. De esa manera ya disponía de 4 empleos, algunos
con mas horas de trabajo a la semana y otros con menos, con los cuales tenía una buena entrada de ingresos.
Era duro mantener los 4 empleos, había que hacer auténticos
malabares para que uno de ellos no afectara al siguiente; días sin apenas
dormir, saltarme alguna comida o
aprovechar las madrugadas para adelantar faena. No fue fácil, pero puedo asegurar
con orgullo que conseguí realizar todo los trabajos lo mejor que pude, sin
escatimar esfuerzo, hasta el último día antes de irme de la ciudad. Algo que me
reconocieron mis jefes agradeciendome el esfuerzo, teniendo algún detalle
conmigo y prometiéndome su ayuda si
algún día volvía a Brisbane.
Aún con tan poco tiempo libre, siempre intentaba seguir
jugando al futbol los sábados por la tarde y mantener el contacto con los
amigos. Los domingos trataba de hacer
alguna que otra excursión con Eli y Albert. O simplemente salir a tomar algo
antes de empezar la estresante semana de trabajo.
Ya tenía una estabilidad económica más que suficiente, un poco de tiempo libre para
disfrutar con los amigos y la idea clara de ahorrar el máximo dinero posible
para poder seguir viajando cuando dejara la ciudad.
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